miércoles, 29 de octubre de 2008

Revista Mensaje
Noviembre 2008

Del Capitalismo Global al Socialismo Financiero: Paradojas de la Crisis y su Impacto sobre Chile.
Andrés Solimano




La actual crisis financiera de Estados Unidos con la implosión de los bancos de inversión en Septiembre del 2008, luego se extendió a Europa, donde importantes bancos han colapsado en países como el Reino Unido, Bélgica, Alemania, Islandia y otros. Para evitar una crisis económica mayor, los gobiernos de las principales economías del primer mundo han debido nacionalizar sus bancos e inyectar masivos recursos fiscales a entidades financieras en problemas. Esta es una crisis global cuyo epicentro está en el primer mundo; no es una crisis mas de las muchas experimentadas por países del tercer mundo. La actual crisis invita a reflexionar sobre varias interrogantes importantes: sobrevivirá el modelo de capitalismo global y desregulado? Se deslegitima el sistema de mercado con esta crisis? Que reformas son necesarias para disminuir la frecuencia y severidad de las crisis financieras? Como afectaran estos desarrollos a Chile?
La historia, como siempre, nos trae sorpresas y después de tres décadas de capitalismo global los gobiernos de varias naciones industrializadas se ven forzados a adoptar el socialismo financiero para salvar el sistema económico. En efecto, el periódico británico Financial Times, recientemente, escribió un editorial en la que señala que el Reino Unido está “nacionalizando (los bancos) para salvar el libre mercado”.
Las políticas económicas dominantes en los últimos 25-30 años, se ha guiado por un “fundamentalismo de mercado”: es decir por la noción de que los mercados no se equivocan y que siempre el sector privado sabe lo que hace. En este enfoque el estado debe regular lo mínimo a los mercados. El talón de Aquiles de esta concepción es que plantea la preponderancia del mercado en los tiempos de bonanza económica pero omite que necesita el estado en las crisis. Una genuina economía de mercado es aquella en que los costos y beneficios de las acciones de los agentes las deben recibir cada uno de ellos. En la practica, sin embargo, el capitalismo necesita al estado para sobrevivir a crisis profundas, como lo muestran las principales crisis económicas en la historia como la de los años 30 y otras múltiples crisis en los últimos años en diversos países del mundo.
La Globalización en la Historia.
La historia de los últimos 130 años muestra que un modelo de capitalismo global y des-regulado termina fracasando. Los historiadores económicos llaman al periodo de liberalismo económico y globalización que va entre (aproximadamente) 1870 y 1913 caracterizado por el patrón oro, la libre movilidad de capitales, bienes y trabajo como la “primera ola de la globalización”. Este modelo de capitalismo global y desregulado trajo prosperidad económica aunque también sufrió de varias crisis financieras. Sin embargo, al final este modelo no sobrevivió el paso del tiempo. Fue interrumpido por la primera guerra mundial y los intentos de reestablecer el modelo anterior después de la guerra fracasaron: la década de 1920 fue una década de alta inestabilidad económica (inflación, devaluaciones, interrupción del comercio y los flujos financieros entre países). Después vino la gran depresión de los años 30, todo esto en un ambiente de creciente nacionalismo político e intolerancia social. El autor austriaco Karl Polanyi en su libro clásico La Gran Transformación planteó en la década de 1940, basado en su observación de lo sucedido en décadas recientes y de la historia del siglo XIX, que una sociedad de mercado aunque siendo una maquina de creación de riqueza, es inherentemente un sistema desestabilizador en lo económico y corrosivo de la cohesión social, la familia y los valores. Este autor escribió al mismo tiempo que su compatriota Friedrich Hayek, pero obviamente desde una posición distinta. Polanyi fue critico de la idea de dejar al mercado la resolución de todos los problemas importantes de la sociedad. Estas reflexiones son muy validas en la crisis actual.
La globalización actual con predominio de la globalización financiera y fundamentalista en su visión del mercado es parecido a la primera ola de la globalización. Este ultimo periodo ha traído ciclos de prosperidad, el ultimo en la década de los 2000, pero también ha estado asociada a inestabilidad y a una muy alta frecuencia de crisis financieras. En los años 80 tuvimos la crisis de la deuda en América Latina, y la crisis del sistema de ahorro y préstamo en Estados Unidos. En la década de los 90 ocurrieron la crisis de la libra esterlina y la lira en 1992, la crisis Mexicana en 1994, la crisis Asiática y Rusa en 1997-98, además de otras crisis nacionales, en el mundo en desarrollo. En la década de los 2000 el caso de Enron y WorldCom en Estados Unidos, la crisis Argentina y la mega crisis financiera del 2008, son elocuentes. La pregunta es que reformas fundamentales necesita un sistema económico tan propenso a caer en crisis y es rescatado con tanto frecuencia por el estado. Una de las claves se encuentra en el sector financiero.
Permisividad Financiera y Socialización de Pérdidas.
La actual crisis financiera internacional, en especial la ocurrida en Estados Unidos, muestra como los sistemas financieros, pueden fracasar en sus dos principales funciones: (a) asignar el ahorro eficientemente para canalizarlo a inversiones y (b) manejar y diversificar el riesgo. La gran cantidad de prestamos no recuperables otorgados por la banca de Estados Unidos, es muy ilustrativa que el crédito no fue bien asignado y que muchas personas están perdiendo el ahorro principal de todo su vida que es generalmente una vivienda. En efecto, en la actualidad hoy en Estados Unidos hay cerca de 3.5 millones de norte-americanos que están perdiendo sus casas. El costo social de los errores financieros y de la permisividad macroeconómica es enorme, tanto para este país como para la economía mundial que se ha contagiado con la crisis originada en este país. Por otra parte, la crisis actual muestra que la “innovación financiera” de derivados y sofisticados activos que terminan siendo tóxicos muestra que estos mercados pueden incluso crear nuevos riesgos sistémicos. Estos activos tóxicos desarrollados fundamentalmente por la banca de inversión es mas un ejemplo de “creación destructiva” muy diferente a la llamada “destrucción creativa” con innovaciones en el sector real que visualizó el famoso economista Joseph Schumpeter como el principal mecanismo de dinamismo en una economía capitalista.
Las crisis financieras no solo se dan por errores técnicos y por la codicia humana, aunque estos dos elementos influyen ciertamente en su ocurrencia: en periodos de prosperidad se expanden las oportunidades de obtener ganancias y se crean intereses económicos tan poderosos que, en el caso del sistema financiero norteamericano terminaron co-optando a las clasificadoras de riesgo que debían evaluar en forma objetiva el riesgo de los nuevos instrumentos financieros y alertar a los mercados de los riesgos que su uso involucraba. Pero nada de esto sucedió. Además, estos intereses económicos hicieron fuerte lobby para relajar los mecanismos de regulación financiera. En este contexto, los dueños y ejecutivos de los bancos sacaron de los balances de la bancos de inversión estos activos, confundiendo tanto a los mercados como a ellos mismos. La combinación de innovación financiera altamente complejas, bajas tasas de interés, crédito fácil y permisividad regulatoria terminó siendo letal para la estabilidad financiera. Al final, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido y otros países Europeos el sistema financiero le terminó pasando la cuenta al estado y a la sociedad de la aventura financiera. Para aumentar la solvencia de los bancos y rescatarlos de posibles quiebras el Estado ha debido aportar recursos nuevos para capitalizar los bancos, reducir sus coeficientes de apalancamiento y evitar que el pánico financiero congele la cadena de pagos y el flujo de créditos a las empresas y las personas se mantengan.
Algunos analistas internacionales indican que los montos de los rescates no serán excesivamente altos y que el costo de esto son menores que los costos de una depresión económica. Puede ser, lo que no hace desaparecer estos costos los que generan una carga para el futuro. Además estas nuevas obligaciones fiscales para salvar bancos, dar garantías a créditos y otras obligaciones reducen el espacio fiscal para financiar lo que es la acción genuina del estado: la provisión y mantenimiento de la infraestructura física, la política social, el apoyo a la innovación y la protección del medio ambiente. Estas acciones de rescate, si bien necesarias para evitar un colapso financiero disminuyen la legitimidad de la economía de mercado en un aspecto fundamental; socializan las perdidas después de un largo periodo de privatización de las ganancias tras un periodos de bonanza y prosperidad económica de la economía mundial. Sin embargo una economía de mercado genuina privatiza ganancias y perdidas , no solo las primeras. Esta crisis indica otra lección: en periodos normales hay que regular y asegurar la competencia en los mercados, evitando la concentración económica, en caso contrario los agentes económicos grandes (bancos y empresas) adquieren un pode de veto sobre la economía y la sociedad: son demasiado grandes para dejarlos caer. Deben ser rescatados, generalmente con recursos públicos pasando la cuenta a los que pagan los impuestos y a los trabajadores vía menor empleo y salarios mas bajos. Lo vimos en Chile durante la crisis de 1982-83 y periodos subsecuentes. Ahora la crisis se da en Estados Unidos y Europa, el corazón del primer mundo.
Chile y la Crisis.

Chile seguramente va a ser afectado, por la actual crisis financiera internacional. Ya el precio del cobre está cayendo, la demanda por nuestras exportaciones a Estados Unidos y Europa se afectarán, la construcción se esta empezando a desacelerar y seguramente se postergarán proyectos de inversión en varios sectores. La economía chilena tiene fortalezas por sus altos ahorros públicos acumulados, por haber tenido un sistema bancario mas regulado, producto en gran medida de la crisis de 1982-83 y por su mayor nivel de desarrollo económico e institucional. Las autoridades económicas han reaccionado con celeridad ante la actual crisis externa. Todas las crisis son una oportunidad y esta no es una excepción. La manutención de la estabilidad macro-financiera es importante pero se debe proteger a las clases medias y los sectores populares que pueden ser los mas perjudicados con una desaceleración económica y un menor ritmo de creación de empleos. La desocupación seguramente aumentará golpeando mas a los hogares pobres y vulnerables. Los programas de ayuda a las PYMES , que generan cerca del 80 por ciento del empleo en Chile debe ser en forma directa y no solo a través de la banca. Los bancos, en periodos normales son renuentes a prestarle a las PYMES menos lo harán en un contexto de incertidumbre como el actual. Se debe, a mi juicio, privilegiar líneas de crédito directo y reprogramaciones de deuda vía CORFO y Banco del Estado. Las tasas de interés a cobrar deben ser razonables y en línea con la capacidad de pago de estos sectores en un contexto de menor dinamismo económico.
Es importante activar instrumentos contra-cíclicos de la política fiscal para enfrentar una reducción del nivel de actividad y del ritmo de creación de empleo. La inversión publica, intensiva en mano de obra debe ser prioridad. Lo mismo hay que fortalecer las redes de protección social. Si la desocupación aumenta es posible considerar reactivar programas de empleo de emergencia, una versión mejorada del PEM (Programa de Empleo Mínimo) y POJH (Programa de Empleo para Jefes de Hogar) usados en la crisis económicas de 1982-83 en Chile.
Es importante también tomar las crisis como oportunidad y hacer rectificaciones al modelo económico, particularmente en lo concerniente a la concentración del poder económico. Hoy resalta la gran la concentración de la propiedad en la banca, supermercados, farmacias, sector inmobiliario, ISAPRES, AFP y otros. Los planes de ayuda financiera que surjan de esta coyuntura deben evitar concentrar esta propiedad y priorizar los deudores de clase media y sector de bajo ingreso que aquellos que tienen mas recursos para ayudarse ellos mismos. En definitiva, Chile debe seguir con atención los desarrollos de la crisis internacional de este capitalismo global tan propenso a sufrir crisis, debe estar abierto a los debates del primer mundo y no aferrarse a pretendidas certidumbres económicas que crecientemente la realidad termina refutando.