viernes, 27 de abril de 2007

Excedentes Record en CODELCO: Cuanto le Llegará a los Chilenos?

Utilidades record en CODELCO, dicen los diarios. El ciudadano común y corriente se preguntará: Cuanto de esto llegará a la gente? Veamos algunos antecedentes. En Julio de 1971 se aprobó una reforma constitucional que nacionalizó los principales yacimientos de cobre y en 1976 se creó la Corporación Nacional del Cobre de Chile, CODELCO, cuyo decreto ley 1.350 señalaba que “el 100 por ciento de la propiedad de CODELCO es del Estado de Chile y sus dueños son todos los chilenos”. Cuanto recibirán los chilenos directa y tangiblemente de estas utilidades por ser los propietarios finales, según la ley, de CODELCO? Actualmente, la “parte del león” se la lleva el estado chileno a través del Ministerio de Hacienda que recibirá un excedente bruto de 9.215 millones de dólares por utilidades de CODELCO del año 2006.En que se usará este excedente? Una parte, este año, se reinvertirán en la empresa; otra proporción -- nada de despreciable-- va a las Fuerzas Armadas que por ley (reservada) recibirán la cifra de 1.311 millones de dólares…; finalmente otra parte del excedente financiará el mayor gasto social aprobado por el parlamento para el 2007. Lo que sobre se invertirá fuera de Chile. Son estas las únicas alternativas posibles? Porqué los chilenos no deciden ellos mismos que hacer -- cuanto gastar y cuanto ahorrar -- de al menos parte de los excedentes de CODELCO? Según ley de la Republica ellos son los dueños (por partes iguales) de CODELCO. Para esto los ciudadanos deberían recibir directamente un dividendo (llamémoslo el dividendo ciudadano del cobre) por parte de las utilidades generadas por esta empresa estatal; tal como recibiría cualquier dueño (accionista) de una empresa privada. El efecto de bienestar, presente y futuro, para la población de una distribución social de parte de este excedente sería muy significativo. Un cálculo, solo ilustrativo, de los montos máximos envueltos: si se divide los 9.211 millones de dólares de excedentes en el 2006 en 11.5 millones de chilenos mayores de 18 años (lo que se considera como mayoría de edad y por ende con plenos derechos económicos y políticos) cada chileno mayor de 18 años podría recibir un dividendo, anual, de 800 dólares (cerca de 440 mil pesos a la cotización actual del dólar). En la práctica, el dividendo será menor ya que parte de las utilidades son retenidas para reinversión por CODELCO, otra parte (con piso, pero sin techo) va las FFAA y otra se usará para aumentar el gasto social y de infraestructura. No hay duda que la fórmula propuesta generaría un mayor interés ciudadano (o control social) en la marcha de nuestra industria del cobre, la evolución de sus costes y su administración en general, ya que afectaría directamente los bolsillos de la gente. Aquí hay un potencial beneficio: se crean incentivos para una mejor “gobernabilidad corporativa” en el cobre. Otro beneficio de repartir socialmente un dividendo es liberar las capacidades de ahorro, inversión e innovación a gran escala, que están latentes en muchas personas. En efecto con parte de la plata del dividendo las personas podrán ahorrar e invertir en proyectos tan diversos como formar o ampliar talleres, empresas, educación de los hijos, mejoras de hogar y la vivienda y otros usos productivos. Al permitir y facilitar que la gente de sectores populares y medios adquieran más activos, la distribución de estos será menos desigual. Además adquieren una herramienta para generar, autónomamente, ingresos futuros sin siempre depender del subsidio público. Se favorecería además la equidad, ese componente tan esquivo, la verdadera “Mesa Coja” de nuestro modelo económico.
Un esquema como el planteado se da en otras partes del mundo. Por ejemplo en el estado de Alaska en los Estados Unidos, los ciudadanos de dicho estado reciben, por correo, un cheque correspondiente a la distribución de utilidades de las empresas petroleras de dicho estado. Cada ciudadano de Alaska en los últimos 25 años ha recibido en promedio mil dólares anuales por este concepto y el esquema funciona.
No faltarán las objeciones a este esquema. Los macro-economistas quizás dirán que si se instaura un dividendo ciudadano del cobre, en años buenos, se puede producir un exceso de gasto y apreciación cambiaria. Lo que hay que hacer es ahorrar en el fondo de estabilización (invertido fuera de Chile), las bonanzas del cobre. El punto no es enteramente convincente. El fondo de estabilización es un auto-seguro (contra las fluctuaciones macro); pero es un seguro caro dado el retorno modesto que con toda seguridad obtendrán los excedentes del cobre invertidos en el exterior. Otra objeción: no se puede confiar en la gente, la tecnocracia conoce mejor. Las personas son muchas veces “miopes”: el estado mira el largo plazo (mas allá de la próxima elección?) y sabe mejor cómo ahorrar que las personas (pero quizás ahorrar el 8 por ciento del producto es mucho).
La noción de que no todo lo recibido por las personas se gastará en consumo recibe un sólido apoyo en la teoría económica. Un economista monetarista (Milton Friedman) y otro keynesiano (Franco Modigliani) ganaron sendos Premio Nobel en el pasado precisamente por demostrar que las personas y las familias gastan en consumo corriente de acuerdo a su ingreso permanente, es decir aquel ingreso que es sustentable durante su ciclo de vida y no de acuerdo a ingresos que tienen un carácter transitorio. Así es enteramente razonable esperar que los chilenos no gastarán -- si reciben un cheque por concepto de dividendos por altas utilidades del cobre -- todo lo recibido en bienes de consumo: parte del cheque será ahorrado e invertido. Además el fisco cobraría impuestos por el ingreso adicional que se reparte a la población y tendría un menor gasto fiscal ya que parte de las personas serán menos pobres, financiando ellos con sus nuevos ingresos adicionales gastos que hoy tiene que hacer el estado. Son los m llamados “estabilizadores automáticos”.
La formula del dividendo ciudadano del cobre, además de tener beneficios económicos, busca hacer efectivo el derecho de propiedad del cobre público a la gran mayoría de los chilenos. Avancemos hacia más democracia económica. Ya es hora !!

Publicado en la Tercera en Marzo 16, 2007

Religión, Cultura y el Modelo Chileno

En una reciente e interesante articulo (“ El Valor de la Fe”, de Cristián Larroulet ) se argumenta, citando a resultados de investigaciones empíricas internacionales recientes, que las personas con formación religiosa son mas propensas a confiar en otras, a respetar los contratos y la propiedad privada lo que favorecería la actividad económica y el desarrollo. El argumento es persuasivo, pero hay otras dimensiones que vale la pena mencionar, dada la complejidad del tema. Pensadores de distintas vertientes han abordado la relación entre religión, cultura y desarrollo económico. Max Weber destacaba la importancia de la ética protestante (que premiaba el ahorro, el trabajo y la riqueza) como clave en facilitar el desarrollo del capitalismo; además de incentivos económicos, la transición de un sistema feudal y tradicionalista al capitalismo, necesitaba una se necesitaba una estructura valórica funcional a las necesidades de acumulación de capital y cambio tecnológico y social acelerado que traía el nuevo orden económico naciente. En Weber (Max) la causalidad iba desde los valores al sistema económico. En contraste, Karl Marx antes postuló una causalidad inversa: era la estructura económica y las relaciones de producción las que determinan, en gran medida, las ideas, creencias y valores de la sociedad; este concepto sin embargo fue desafiado, dentro de la misma tradición marxista, por el italiano Antonio Gramsci quien creó el concepto de “hegemonía cultural” al que atribuyo una gran importancia para mantener la legitimidad de cualquier sistema económico-social , incluso mas allá de las formas tradicionales de poder político. Desde otras perspectivas, Daniel Bell y Karl Polyani postulaban que la religión y los valores eran claves para moderar las tendencias de una sociedad estructurada en torno a los valores del mercado los que visualizaban como afectando la cohesión social y los valores tradicionales que dan estabilidad a cualquier sociedad. Este tema ha estado siempre presente en el pensamiento social de la iglesia católica y de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI (este ultimo incluso cita en su último libro el concepto de alineación de Marx). El Vaticano históricamente ha desconfiado de las consecuencias morales del capitalismo, además del comunismo, por sus efectos disruptivos sobre los valores al enaltecer la búsqueda de lucro, el individualismo y la auto-realización vía el consumo material.
La anterior discusión nos lleva a las dimensiones culturales y morales del modelo chileno. Las patas cojas de un modelo que ha traído estabilidad y crecimiento (el que sin embargo se ha desacelerado en los últimos 8 a 10 años) son la persistencia de una considerable desigualdad de ingresos y riqueza, el fomento del consumismo con endeudamiento y el surgimiento de brotes de corrupción. Retomando con el tema de esta columna es evidente la tensión cultural latente en nuestra sociedad entre una población mayoritariamente católica y por ende doctrinariamente adversa a la excesiva diferenciación social y las desigualdades y estas porfiadas realidades que caracterizan la sociedad chilena. Esto invita a una mirada renovada e informada del tema de los valores y su relación con el proceso de desarrollo económico del país.

Publicado: La Tercera 15/Abril/2007.